Autoestima


Durante un par de años, antes de salir de mi país, llevamos a cabo una actividad llamada “Encuentro Libre”. Una vez al mes nos reuníamos en un parque para compartir diversos temas en un conversatorio con todo aquel que quisiera participar. Se me ocurrió retomar la actividad por Facebook y le pedí al grupo ideas sobre qué temas les interesaría revisar, pero para mi sorpresa el primero que surgió fue autoestima. ¡Ay no, que fastidio! -me dije- pues siempre he sentido cierto rechazo por el término, por lo que prefiero hablar de auto amor. Me preguntaba por qué ese tema tan trillado era tan importante, y por qué parece ser tan difícil amarse a uno mismo… mas aún ¿cuál es la relación entre autoestima y amor? Allí comenzó a volverse interesante el tema y me di cuenta del porqué de mi alergia a la autoestima.

 Autoestima se refiere a la valoración, positiva o negativa, que hacemos de nosotros mismos, por lo que incluye todo lo que percibimos, pensamos o sentimos sobre diversos aspectos de nuestra personalidad, comportamiento, habilidades, cuerpo o logros personales. Por esa razón pareciera que estamos hablando de autovaloración, cuando realmente nos estamos atrapando en el dilema de ¿cómo voy a amarme si mi evaluación no resulta positiva?

Si te dijera detente un momento y escribe tus deficiencia o aspectos que quisieras mejorar, posiblemente con gran facilidad harías un largo listado; pero, si te pidiera que hablaras de lo que valoras en ti… ¿te resultaría tan sencillo? ¿cómo te sentirías?

Sin duda todos anhelamos sentirnos valorados, respetados y amados por otros; sin embargo, la autoestima se refiere al aprecio que sentimos por nosotros mismos, es un tema de autoevaluación que muchas veces se aleja del amor. Sólo imagina por un momento que trataras a otras personas queridas por ti con esa “baja autoestima”, de la que algunos casi alardean desde un juego de víctima. Serías capaz de decirle a tu mejor amigo “quien te va a querer con ese sobrepeso” o decirle a un hijo “te voy a amar cuando demuestres que eres exitoso en algo”. Intenta aplicarles a otros las mismas frases de valoración/merecimiento que te das a ti mismo y te horrorizarías de la crueldad de la que puedes ser capaz contigo mismo. Cuando Jesús dice “ama al prójimo como a ti mismo”, nos lleva a darnos cuenta de que para amar bien a otro tenemos que aprender a amarnos a nosotros mismos.

Sin duda la mente nos va a brindar montones de excusas para no valorarnos en algún aspecto, con expectativas irracionales sobre: cómo deberíamos vernos, cuanto deberíamos pesar o qué tantos logros deberíamos tener. Nos puede ofrecer su versión libre del baúl de los recuerdos para justificar nuestro auto desprecio con: vivencias de cuando éramos pequeños, historias sobre bulling, antiguos fracasos y desamores. Podemos revisar algunas de esas historias, pero el análisis se detiene en algún momento ante una sencilla pregunta: ¿eliges amarte o no?

No hay hechizos mágicos en la psicoterapia que resuelvan ese problema desde afuera, no hay argumentación que lo resuelva dentro del laberinto de la mente, tienes que saltar al vacío fuera de esta para simplemente abrazarte en la totalidad de tus aspectos. No puedo amarme si me fracciono en aspectos que acepto y otros que rechazo, no puedo amarme si me evalúo dentro de dualidades: positivas y negativas, cuerpo o mente, feo o bonito, éxitos y fracaso. Si elijo amarme, pues me amo con todo lo que soy en este instante. Es mas, con todo lo que he sido y seré. El amor con uno mismo consiste en salirse de la prisión de la autoevaluación para ir a la autoaceptación incondicional, en la que te respiras profundamente como una caricia que llena cada espacio de ti. Puedes por supuesto seguir mejorando aspectos de ti, creciendo, aprendiendo, perfeccionando… pero precisamente porque te amas y tienes una profunda curiosidad por recorrer tus potenciales. Como en el amor con otro, necesitas confiar en ti mismo, ofrecerte palabras y conductas amorosas; pero sobre todo aceptarte incondicionalmente con todos tus maravillosos matices.

Tibaire Cristina González

Comentarios

Entradas populares de este blog

¿Estàs cultivando la sensualidad de tu relaciòn?

La maravilla de ser mujer

Mamuchi