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Mostrando entradas de agosto, 2013

¿Estás enamorado de ti?

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Un título que te invita a pensar… ¿Yo me amo? Y si lo hiciera, ¿Eso sería egoísta? Y mejor aún... ¿Cómo es eso de estar enamorado de mi mismo? Nos angustiamos mucho con el asunto de si la pareja nos ama, cuánto durará el amor, que pasaría si dejara de amarnos y esa angustia carga nuestras relaciones de melodrama. En lugar de disfrutar de la experiencia, nos preocupamos por su duración, por asegurarnos de la fidelidad y profundidad de los sentimientos del otro y eso nos lleva a tratar de “proteger” el vínculo con un montón de juegos de control que terminan asfixiando el amor: discusiones, celos, inseguridad, restricciones, juicios imaginarios, limitar la expansión de la pareja, dependencia, etc. Todo eso por el temor a un posible final; pero rara vez nos ocupamos de lo primordial… cultivar la relación con nosotros mismos. Eso nos daría la tranquilidad y la seguridad para disfrutar de una relación, posiblemente mas sana y duradera por la ausencia de esos juegos tóxicos que terminan m

El tobogán de bebé

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Un cuento infantil   Quiero un hermanito, pero mamá no ha podido tener otro bebé. Le pregunté por qué no podía y me contestó muy triste que era porque los bebés no se sujetaban y se volvían a ir. Los padres no saben que cuando dan una respuesta siempre aparece otro montón de preguntas: ¿por qué no se sujetan? ¿de donde tienen que amarrarse? ¿dónde estaban antes de sujetarse? ¿Y cómo hago para que no pueda irse?... Mamá sólo me miraba, pero creo que no sabía que responder. Insistí con una única pregunta: ¿Dónde están los bebés antes de entrar en la barriga? Ella al fin contestó: -Están del otro lado, como ángeles, muchos desean venir a este lado para poder jugar, comer helados y sentir la brisa en la piel, pero a veces dudan y no se atreven a cruzar hacia este lado. -Ah! Esa si era una respuesta comprensible. Entonces los bebés están flotando del otro lado como cometas sin cuerda. Lo que hace falta es hacer un cordón para que pueda amarrarse a la barriga de mamá

B.B. y el náufrago

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¿Podría un morrocoy salvar la vida de un hombre?   Yo estoy segura de que sí es posible.   Mi mamá trabaja en un lugar muy extraño, un hospital para pacientes con enfermedades mentales… ella no quiere que diga que son locos en un manicomio, pero esa es la verdad. No es tan feo como se imaginan porque está repartido por una montaña boscosa y fresca. Los viejos edificios de paredes desconchadas, con   rejas retorcidas y bombillos colgando de cables enredados en tirro; parecían destartalados barcos encallados en esa montaña. Las puertas no estaban muy cerradas, pero al parecer nadie tenía la intención de escaparse de ese triste lugar. Algunas tardes cuando mi mamá estaba de guardia, mi papá me llevaba a visitarla y nos sentábamos en un jardín donde paseaban los pacientes. Allí conocí a Joaquín, un paciente que tenía muchos años viviendo en el hospital. Era un extranjero con los ojos azul clarito, con una larga melena blanca y desordenada que se continuaba con una b

Le entregué todo... y no sirvió de nada

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¿Cuántas veces hemos escuchado o dicho frases como estas? “Le di todo de mí y no sirvió de nada”, “le entregué mi vida y para nada”, “si vuelvo a estar con alguien me cuidaré de no dar tanto de mí”. El calificativo de NADA refiriéndonos a una experiencia compartida con otro ser usualmente quiere decir que hubo una separación y al parecer se asume que si termina una relación eso quiere decir fracaso y que no sirvió de nada. El contexto es muy variado para ese pensamiento, desde un corto noviazgo a muchos años de matrimonio. A veces, somos nosotros quienes   nos damos cuenta de que una relación se ha vuelto insana o tóxica, asumimos que no queremos una vida de conflicto o sin reciprocidad en el amor, la fidelidad, el respeto, la autonomía o la expansión personal y decidimos terminar; incluso a pesar de amar aún al otro. Puede ser que la pareja simplemente dejó de amarnos y se enamora de otra persona. Muchas veces una relación se apaga en la rutina, donde descuidamos la pasión, el bu