Psicoterapia en línea Dra. Tibaire Gonzalez

En las redes sociales se mueve una incontenible marea de frases e imágenes muy sabias… Pero que a veces nos aturde en una algarabía casi maníaca. Prefiero la pregunta silenciosa que invita a nuestro propio Ser a dibujar su sentida respuesta. ¿Qué es el Amor para ti? Tómate unos minutos para sentir tu respuesta. La pregunta surgió espontáneamente como una invitación o un portal para adentrarnos en las propias vivencias del amor, lejos de conceptos doctorales, filosóficos, psicológicos o poéticos. Fue sorprendente la cantidad de reflexiones y experiencias que compartieron los lectores en redes o el correo personal al hacer esa pregunta. Disfruté de cada comentario, honrando tantas vivencias y perspectivas sobre un camino que todos recorremos. Luego sin pensar en ninguna fuente de conocimiento que no fuera mi propio sentir, me permití escribir simplemente lo que fluyera dentro de mí, sin pretender sabiduría alguna al respecto, más allá de lo personal. Para mí el Amor e

E E stoy estacionada dentro de mí, ya no persigo quimeras, ya no busco en distantes azules… Mis velas se han transformado en alas de luz que no necesitan volar, sino extenderse para sentir. Ya no navego nuevas rutas, el mar navega a través de mí, dejando estelas que rizan mis alas. Mi mirada se sumerge en oceánica profundidad, buscando el dibujo de tus latidos y preguntándose por nuevas aventuras que humano lenguaje no apresa. Sin límites… me extiendo en densa calma, presagiando nuevos universos. Tibaire Cristina GL

Estoy en el medio del puente entre mis dos tierras internas. Aquella que fui, la buscadora, la guerrera antigua defendiendo aún el sueño de una tierra mágica, ahogada en oscuro océano de olvido, me reclama con sus cantos de anhelo y nostalgia; recordándome la larga aventura. La guerrera herida me observa con verde lluvioso, dudando aún si puede soltar la espada, retándome a renunciar a su fortaleza y poesía. Respiro paciente, honrando su gesta de amor. Serena en el puente, espero su transparencia de regreso a mi esencia.  Ya no hay mas buscar, ya no mas defender, ya no mas sostener o luchar… no mas anhelo. Sólo estar allí, en el silencio detenido, respirando, aceptando y amando cada parte de mi.  Aún no cruzo el puente, aún mi mirada no traspasa el blanco profundo donde se gesta mi nueva tierra interna, pero su presencia es tan intensamente inminente, que ya respiro sus bosques y siento el rocío de sus potentes cascadas acariciando mi rostro. Yo soy todas mis tierras, cruzando en p

Tristeza profunda, suave y constante que hoy me impulsas de nuevo a escribir; sin guiòn, sin expectativas, sólo como un marino que se adentra en su océano gris sabiendo que en algún momento el cielo nuevamente se iluminara con su visión clara y llena de vida… te acepto, te honro y respiro contigo. Fluyes como arroyuelos cálidos, acariciantes y liberadores, que conocen su origen en profundidades abismales abriéndose paso a nuevos paisajes bajo el cielo. Aguas nuevas barriendo cada vieja herida y permitiendo al antiguo anhelo expresarse en su llamado de plenitud. Mis letras se juntan nuevamente para expresar genuinas y humildes mi sentir, tejiendo tal vez un puente de sueños al Amor. Ha sido un largo viaje y sé que he recorrido cada humano guiòn para Ser; sé que ya no hay mucho mas que andar sin este último reencuentro, Alma de mi Alma, en el Amor. Cambia el ritmo del tiempo, la energía ya no se divide, sólo océano blanco de expectante impaciencia que recuerda a soledad, con aroma

Detenida en un tiempo blanco, inm ó vil, expectante, sin pensamientos, sin proyectos... Como lejano p á jaro carpintero escucho mi mente martillar insistente con sus viejos c ó digos y deber í as:   fijar objetivos, hacer alg ú n movimiento, "Cada d ó lar cuenta", trabajar, estudiar, escribir, conquistar algo... Pero, paso horas silentes frente al lago o viendo una serie de TV sobre personas normales haciendo su vida en lugares salvajes y remotos cerca del c í rculo Á rtico. Fascinada por vidas sencillas en climas extremos, que giran en torno a la sensualidad de vivir en la naturaleza; mi mente se distancia de tantos conflictos y necesidades imaginarias. Me siento en el borde, expectante de un cambio inminente, silente, invisible, intangible, que parece abrirse paso a trav é s de mis á tomos vibrantes. Te siento soplar como brisa gentil, col á ndote entre mis c é lulas en esta nada, en esta aparente inactividad. El Dios que Eres... El Dios que Soy; me impregna suave, amo

A veces “sentirse bien” se vuelve una prisión donde nos atrapamos con la fantasía de que tenemos que mantenernos siempre alegres, en paz, irradiando optimismo y con una especie de actitud de continuo éxito económico, social y espiritual… si no lo hacemos pensamos que estamos desconectados de nuestra fuente o peor aún que no somos dignos de las bondades del Universo y la misteriosa Ley de la Atracción nos va a castigar. Si en algún momento no nos sentimos “buenos” y llenos de todas las emociones positivas estaríamos de alguna manera fracasando ante la imagen de lo que se supone es ser un ser en un camino de desarrollo personal o maestría. El problema radica en que estaríamos negando un amplio espectro de nuestras emociones y juzgando nuestra exquisita sensibilidad humana, pensando que tenemos que componerla. Tal vez el detalle importante radica en qué hacemos cuando el miedo, la incertidumbre, la tristeza, la soledad, los anhelos o la falta de amor propio nos tocan la puerta del cora