Amor y Celulares


Los teléfonos celulares y las redes sociales se instalaron en nuestras vidas de tal manera que nos cuesta recordar o imaginar cómo eran las relaciones humanas sin ellos. Diariamente en consulta se plantean toda clase de problemas de pareja por los útiles aparatitos. Al parecer la posibilidad de la comunicación móvil se infectó con un extraño virus humano, el virus del control posesivo. Muchas parejas asumen toda una serie de reglas imaginarias que piensan son lógicas, de sentido común y hasta morales; pero usualmente cargadas de extrañas inferencias celotípicas. Desde la primera supuesta regla básica de que uno está en la obligación de atender toda llamada de la pareja so pena de ser sospechoso de desamor, descuido, irrespeto o infidelidad si no lo hace. Seguramente han sido víctimas o autores alguna vez de reclamos o capciosas preguntas tales como: ¿Por qué no me contestas? ¿Quién sabe dónde o con quién estarás? ¿Es que estás demasiado ocupado para atenderme? A lo que se suma un sinnúmero de inferencias libres como: Si me amara estaría pendiente de mi llamada, si no me escribe un mensajito es que no le importo, tiene tiempo para todo menos para mí, etc. Al parecer, ahora en lugar de deshojar margaritas deshojamos celulares.

 Si a ésto le sumamos la extraña idea de que estamos en el derecho de: revisar el celular de la pareja, solicitar imperativamente la clave, censurar el directorio y, además preguntar quien llama y por qué te llama; con la absoluta convicción de que éso no es una falta de respeto, sino un derecho. Además está el tema de discusión sobre qué imagen debería poner en su perfil. Al parecer, si no ponemos una foto en pareja debe ser que deseamos esconder que uno está comprometido y para remate, seguramente se está siendo infiel. Para completar el tormentoso panorama celular, podemos ver si nuestra pareja está conectado en Whatsapp, lo que podría implicar que está chateando con su amante o peor aún, está despierto y no me escribe a mí, terminando con la inferencia de que no le importo.

 Es fácil imaginar la serie de discusiones absurdas que se instalan sobre la falsa premisa de que estamos conectados, por imaginarios cordones virtuales con los cuales vamos a amarrar a nuestra pareja para sentirnos seguros. La comunicación por celular es un privilegio moderno, es la posibilidad de poder comunicarnos desde cualquier lugar; pero, sin duda no es una obligación inmediata el responder una llamada. Podría ser que la persona a la que llamamos esté ocupada, no es apropiado responder en ese momento o simplemente no siente deseos de hablar - lo que no quiere decir que no te ama-. En mi caso, al terminar la consulta necesito un tiempo de silencio y recogimiento, imaginan que tuviese que discutir y defenderme en un juicio imaginario de que no es un acto de desamor hacia mi pareja, sino de autocuidado y autoamor. Posiblemente mi pareja se sentiría mas feliz si le contesto relajada y dispuesta a conversar. El celular no puede ser un intrusivo censor para comprobar dónde estoy y qué estoy haciendo. De hecho, llamar para preguntar de forma persecutoria y con tonito suspicaz ¿dónde estás?... es una falta de respeto entre adultos. Es preferible la amable pregunta ¿cómo estás? Surge entonces la angustia y la pregunta sobre cómo van a saber si su pareja está siendo infiel. Creo que sería mas práctico y honesto, si no confían uno en el otro, ahorrarse tanta discusión e instalarse cada uno un chip para ubicación satelital. Tal vez pudiera iniciarse un lucrativo negocio donde las parejas que piensan que deben vigilarse una a la otra para garantizar la fidelidad, contraten un servicio que las reasegure sobre las posibles andanzas de su compañero de vida. No es mi intención hacer una broma ácida con algo que perturba a tantas parejas, sino poner sobre el tapete una conducta de irrespeto entre adultos que ha sido normalizada por una tradición de posesión y control entre seres humanos.

 Algunas personas tienen la errónea idea de que existe una correlación entre el número de llamadas y el amor. Posiblemente si exista una correlación entre la inseguridad o la ansiedad de separación y el número de llamadas necesarias para calmar esas emociones negativas. Pienso que si una persona está ocupada y apasionada con su vida, desarrollo personal y trabajo, no necesita estarse comunicando angustiosamente todo el día. Las llamadas y mensajes fluyen de forma relajada, espontánea y respetuosa, por el simple deseo de expresar nuestro cariño, pero sin demandas juzgadoras y llenas de sospechas hacia el otro. Respetamos su individualidad, su forma de manejar el aparatito y por supuesto, asumo que es un adulto capaz de elegir sus actos y conocer sus consecuencias. Es útil recordar que el celular no es tan inofensivo, si comienzo un juego de comunicación con personas que pudieran poner en riesgo una relación estable y valiosa, es posible que me enrede. El que mis dedos toquen unas teclas no las hace inofensivas, tras las palabras verbales o escritas se cuelan la fantasía y los deseos. El detalle radica en que sólo yo como adulto cuido mis actos para no enredarme con terceros, si tengo una relación estable; pero, es una falta de respeto que otro trate de controlarme y además no funciona; recuerden que celo no protege de infidelidad. Por último, es muy importante recordar que debe haber cortesía en el uso de los teléfonos en nuestra convivencia. Usualmente se establecen acuerdos de evitar el celular si estamos comiendo juntos, compartiendo socialmente o es un momento de intimidad para hablar o compartir con la familia o la pareja. Tu celular puede ser una oportunidad de tender puentes afectivo o una forma de prisión virtual, sólo tú eliges qué prefieres en tus relaciones.
 

Dra. Tibaire González

Comentarios

  1. Cuanta razón ......la tecnología en vez de unir desune.....yo viví esa experiencia y fue el principio del fin. El celular debería ser solo para lo que fue diseñado comunicarse en casos necesarios nunca como una herramienta de control............

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

¿Estàs cultivando la sensualidad de tu relaciòn?

La maravilla de ser mujer

Mamuchi