El Componedor

Cuando una persona permanece atada a una relación tóxica, uno se pregunta ¿por qué? Por qué permanecer tanto tiempo en una relación en la que no hay reciprocidad en la expresión de conductas amorosas, en la que hay conflictos, cansancio, desvalorización… o simplemente, cuando, por mas esfuerzo que hagas, la otra persona no es feliz y te culpa de su insatisfacción, de su vacío, de sus debilidades y errores.
Posiblemente nuestras relaciones presentes tienen muchos elementos de lo que fue la relación con nuestros padres y de lo que grabamos como “amor”. Nos resulta fácil comprender que una persona que vio un padre agresivo, alcohólico o abandonante repita esa historia en sus elecciones de pareja. Sin embargo, resulta mas complejo comprender cómo tratamos de “reparar” a nuestros padres en nuestras relaciones presentes.
Tal vez tuvimos una figura parental que no pudo darnos lo que necesitábamos porque enfermó, porque era muy joven y no pudo hacerse cargo, porque era muy inestable o tenía algún trastorno mental o de su personalidad. En algunos casos, si tenías una fortaleza interna natural, eso en lugar de afectarte en una forma destructiva, tal vez te transformó en alguien mas sensible y profundo, que tiende a cuidar, proteger, proveer… en un verdadero “componedor” de esa pareja, que de alguna manera representa aspectos de esa madre o padre.
Existen muchos giros en esa historia de componer imaginariamente al padre o madre por el que te sentiste herido. Tal vez era muy egoísta y demandante y te atas a una pareja que como un agujero negro, toma y toma de ti, sin sentirse jamás satisfecho y al mismo tiempo te descalifica o culpa de todo haciéndote sentir insatisfactorio como pareja. Otras veces esa figura parental ha sido una persona inestable, infiel, abandonante o simplemente alguien incapaz de ser feliz y atrapado en un rol de víctima de la vida… y te unes a una pareja así, imaginando inconscientemente que vas a encontrar la manera de que funcione mejor y sea feliz. Tratas incansablemente de suplir sus necesidades físicas o psicológicas, tal vez sintiendo que si hubieras sido un mejor niño/a, mamá o papá sí habría podido amarte como necesitabas. El “componedor” trata de ser cada vez mejor y de llenar cada debilidad o agujero del otro, intentando vanamente sentirse digno del amor incondicional que entrega y que si pudiera volver hacia sí mismo… podría contener y sanar la herida de aquel que fuimos en la lejana infancia.
¿Cómo salirse de ese carrusel que gira repitiendo el pasado para tratar de comprenderlo y repararlo?
Lo fundamental es reconocer cuál es ese guion del pasado que repetimos inconscientemente. Luego, comprender que no necesitamos ni podemos reparar en la persona o situación presente a aquél padre o madre, tal como lo percibimos en el pasado, porque simplemente ya no está… y porque no necesitamos “componerlo”. Tampoco se trató de que tú tuvieras una “falla” que no te hizo digno de ese amor incondicional que todos merecemos en nuestra infancia. Soltar el pasado es también honrarlo, aceptar que ese capítulo fue una interesante exploración de tu alma por este planeta, que tal vez moldeó tu carácter, pero que no necesitas cargar el peso de esa historia en el presente. Sólo necesitas integrar lo vivido, comprender el guion antiguo, pero asumiendo que definitivamente eres el dueño de tu presente y el arquitecto de tu vida. No hay tiempo para seguir lamentándote por lo que debió ser, cada minuto es precioso para respirar y abrirte a una vida nueva, fresca en la que tú eliges qué quieres experimentar en el amor. Tal vez… abrirte a explorar un amor entre iguales en reciprocidad, entrega, lealtad y profundidad en toda su magnífica belleza
Tibaire Cristina González

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