Sobre Honrar



A lo largo de los años sigue siendo un motivo de consulta relativamente frecuente la preocupación porque un ser querido “sea feliz”. He tenido hijos que acuden a consulta buscando herramientas para que su madre aprenda a ser feliz, he tenido padres preocupados porque un hijo lleva un estilo de vida, tiene un tipo de personalidad o mantiene relaciones interpersonales que les parece no les lleva a ser feliz. Esa preocupación se traduce en ansiedad, tristeza y sobre todo en frustración porque sus esfuerzos por modificar la conducta de la otra persona resultan infructuosos.

No es fácil explicarles que a pesar de sus nobles intenciones de promover “la felicidad”, al insistir con sus buenos consejos para que esa persona lleve una vida mas satisfactoria (según su perspectiva), están siendo irrespetuosos y no están honrando a ese Ser.

Muchas veces hemos tenido que lidiar con un amigo o familiar que se queja de su vida, de su trabajo, de sus relaciones interpersonales, del gobierno o de su suerte. Intentamos ayudarle ofreciéndole nuestro apoyo, consejo o hasta quisiéramos actuar por esa persona y luchar sus batallas… sin embargo nos estrellamos contra el muro de su resistencia a hacer algún cambio, con la repetición de su queja o su tristeza, sin tomar ninguna de las herramientas que insistimos en ofrecerles. Nos cansa, nos frustra, nos entristece y nos llena de angustia el ver como alguien insiste en hacerse la vida complicada o simplemente gris.

Saltemos fuera del laberinto bidimensional para ver desde una perspectiva mas amplia nuestra preocupación porque otro ser humano tome nuestras recetas para ser feliz. En primer lugar, lo que nos puede parecer el camino lógico y de sentido común para nosotros, no lo es necesariamente para el otro. Nuestra verdadera razón para darnos esta maravillosa aventura humana es precisamente explorar la vida con todos sus matices y en ese viaje de autoconocimiento reencontrarnos con nuestra real esencia, pero cada quien va a su paso a través de muchas posibilidades para autodescubrirse.

Quisiéramos compartir lo que creemos nos ha funcionado para facilitar la aventura de otros viajeros en la vida, pero cada uno tiene su sagrado derecho a probar sus pasos y su forma de experimentar el camino. Ofrecemos nuestra experiencia, lo aprendido de nuestros ancestros, la conseja popular, criterios de autoridad basados en religiones o supuestos sabios antiguos; pero la realidad es que cada camino es único. Tal vez tengas toda la razón en alguna sugerencia o consejo, pero el problema es que si intentas forzarlo en la experiencia del otro, no estarías reconociendo la maravilla de ese Ser frente a ti, explorando sus diversos potenciales… claros, oscuros o multicolores.

Me dirás, pero qué voy a hacer si me doy cuenta que sus pasos lo llevan a la infelicidad, si se queja constantemente conmigo, si trae a mi espacio su tristeza o me culpa de sus desaciertos? Pues, te diría que no tienes que cargarle si es un adulto. Puedes escucharle y ofrecerle tu visión como un potencial que es libre de explorar o no. Puedes devolverle su responsabilidad por su propia vida saliéndote de la culpa, la lástima y sobre todo de los juegos de la víctima. Mas importante aún puedes Honrar a ese Ser, en su maravillosa creatividad para inventar su propia película en este muy realista juego tridimensional, sin pretender nunca que sabes mas que él sobre los caminos que elige o necesita transitar. Honrar es aceptación incondicional y amorosa del viaje del otro. Además, puedes poner límites y eso también es inmensamente amoroso con el otro y contigo mismo. Puedes honrar su película, pero no tienes que sumergirte en ella, ni permitir que te impongan una repetitiva y sosa trama de discusiones, conflictos y reclamos de víctima. Puedes decirle “Te invito a empoderarte como creador y responsable de las películas que estás representando… porque te honro como Ser (así sea tu hijo, tu madre o tu pareja) y si te reconozco como tal… no puedo forcejear para que hagas una película como yo la haría, no puedo pretender escribir tus guiones o corregir tus creaciones; pero podemos, si me lo permites… tomarnos un buen vino para comentar como te va con tu película y que otros potenciales podrías experimentar”.

Tibaire Cristina G. L.

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