El Celodrama
Posiblemente todos hemos sentido
alguna vez el mordisco de los celos encendiendo nuestras tripas con rabia y
miedo, que inunda nuestro cerebro nublando nuestro pensamiento. Esa sensación
es como un “Chucky” malvado que nos arruina una velada o nos empuja a hacer
reclamos, que usualmente terminan en agrias discusiones. El verdadero drama es
que creemos que esa angustia nos da derecho para exigir que calmen nuestra
duda, lo que es un juego interminable y perverso. No me convence lo que diga el
otro, porque precisamente los celos nacen de mi duda… así que ese es mi “Chucky”
y sólo yo puedo hacerme cargo de él trabajando en mi seguridad. Además ¿quien
ha comprobado que celo protege contra “cacho”? Los celos no me protegen de la
infidelidad, pero sí son siempre una
falta de respeto hacia la pareja. Si lo pusiéramos en palabras le
estaríamos diciendo: “sabes, no confío en ti, creo que realmente eres capaz de
ser inmoral y desleal si no te vigilo, creo vas a montarme cacho”.
Siempre me sorprende el extraño
orgullo con el que a menudo escuchamos decir: “es que yo soy una persona muy
celosa”, considerándolo como un rasgo de personalidad normal y hasta una
especie de expresión de amor. Se asume como algo que no depende de uno mismo. Puedo
decir: soy alta o soy bajita, es algo que no puedo modificar, pero no puedo
decir “soy celosa” con el mismo desparpajo y descargo de responsabilidad. Los
celos son un comportamiento que puedo modificar en mí, y que puedo elegir
aceptar o no de parte de mi pareja.
Tal vez en este punto surgiría un
comentario sobre lo real y frecuente de la infidelidad. Ciertamente, no sólo de
parte de los hombres sino casi igualmente de parte de las mujeres. La fidelidad
es simplemente una elección personal y cada uno es responsable de evitar juegos
que puedan ponerle en riesgo de involucrarse con otra persona, si desea cuidar
una relación. Es algo tan personal que yo no puedo imponerlo a nadie,
amarrándole, prohibiéndole o reclamándole. Pero, qué pasa si me monta cacho
porque “aflojo” la cuerda de la vigilancia cuaimàtica? Cada uno puede elegir
ser o no ser fiel y cada uno puede elegir perdonar o dejar a una persona que no
está dispuesta a mantener una relación de exclusividad sexual. Y la siguiente
pregunta sería: pero cómo podría soportar el dolor de la traición o el
rompimiento? La verdad es que es mucho mas doloroso vivir en una relación
envilecida por la normalización del maltrato verbal de los celos; no es sano vivir
con el miedo de desatar la ira de la pareja o limitándose uno al otro como si
fueran niños incapaces de elegir sus pasos. Los celos, supuestos a conservar la
relación, son los que terminan asfixiándola y matando el amor. Una sugerencia práctica
es que NUNCA SE DISCUTE CELO. No se puede ir a un juicio ofensivo e
irrespetuoso basado en la sospecha de que posiblemente se va a cometer un crimen.
Puedo muy ocasionalmente solicitar respetuosamente (no exigir) una
aclaratoria sobre “algo que me hizo ruido…” También puedo devolver la duda al
otro: “si eso es lo que crees de mí… pues debes asumirlo y tomar una decisión,
pero yo no me permito jugar a defender mi inocencia”. La relación de amor
adulta es una de mutuo respeto, en la comprensión de que somos individuos autónomos
y libres para elegir compartir un camino de vida.
Dra. Tibaire Gonzàlez
Dra. Tibaire Gonzàlez
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