Disforia de Género
Extracto del libro “Ser Uno Para Ser Dos”
Disforia de Género, es un término descriptivo general
para referirse a aquellas personas que sienten un profundo malestar con el sexo
con el que nacieron. Su experiencia de sentirse identificados o pertenecientes
a un género, es incongruente con el cuerpo físico que tienen y por ende con las
expectativas en cuanto a su rol sexual. Imaginen sentirse una mujer atrapada en
un cuerpo de hombre o al revés. La gente piensa que es algún tipo de perversión
y se imaginan hombres disfrazados de mujeres bailando en algún local nocturno
de “locas”, para tener sexo promiscuo con hombres retorcidos… nada más lejos de
la realidad. La disforia de género se comienza a manifestar a edades muy
tempranas, porque la identidad de género se estructura en los primeros años de
vida y, ya antes de los cinco años, está firmemente establecida. Se preguntarán
por qué pareciera que cambiaron de sexo luego de adultos, de tener vidas de
pareja aparentemente estable e incluso hijos… simplemente, porque la presión
para adaptarse a lo socialmente esperado a veces es tan fuerte que se quedan
obligados o atrapados cumpliendo los roles que le brindan aceptación social,
hasta que la presión interna o tal vez la madurez que consolida una mayor
seguridad y sabiduría, les da la fuerza para asumir la vida que sienten y
quieren tener.
Sé lo
difícil que es comprender esta situación en un ser humano y no sé cómo
describirles la angustia y desesperación de un padre, especialmente en un país
aún bastante machista de Suramérica, ante un hijo varón que antes de los 5 años
llora porque quiere una bomba rosada y no una azul. Si tuvieran que ver a una
hija llorando y pidiéndole a Dios todas las noches que le cambie su cuerpo para
poder ser un varón, tal como se siente, ¿Qué harían?
No es un diagnóstico fácil y se amerita el trabajo de un
equipo multidisciplinario para atenderle adecuadamente, pero si se establece
firmemente que realmente la identidad de género de ese ser es diferente a la
del cuerpo que habita; pues el verdadero tratamiento consiste en ayudarle a
hacer la transición social y física, para acoplar la realidad externa a la
interna y NO al revés. Inicialmente se intenta insistir en el modelaje del rol,
para adecuarlo al esperado y facilitar la adaptación social; pero si realmente,
tenemos una niña atrapada en un cuerpo de varón o al revés, se sugerirá la
transición. Usualmente se insiste mucho, pienso que más de lo debido, en esa
adaptación conductual. Todos se “tranquilizan” al ver a un niño adaptado y
cumpliendo lo que se espera de él o ella, los padres, la familia e incluso el
terapeuta… la pregunta es si el niño genuino que se oculta bajo ese manto de
nieve en hibernación, despertará alguna vez en una primavera y ¿Qué sentirá?
En caso de decidirse la transición, paso a paso se va permitiendo
que las ropas, el corte de cabello, el pronombre para referirse al niño como él
o ella, su nombre y las actividades en las que participa se adapten a su
verdadero género psicológico y al rol acorde a éste. Es un asunto complejo a
nivel de la escuela y el trato con otros familiares, además del ambiente social
externo. Al llegar a la pubertad el tratamiento hormonal cruzado (hormonas
feminizantes en el caso del varón o masculinizantes en el caso de hembra) hará
que los caracteres sexuales secundarios se ajusten a su verdadero sexo
psicológico, y tal vez más adelante estará la posibilidad de cirugía genital
para reasignar el sexo.
Sé que para las personas no familiarizadas con este tema
puede sonar algo escandaloso o tal vez antinatural. El problema radica en que
no es posible cambiar ni psicoterapéuticamente ni de otro modo la identidad
genérica nuclear de una persona; eso, sí sería antinatural y abominable. Además
el 41% de las personas transgénero intentan suicidarse, lo que contrasta con el
índice de 1,6% de la población general en USA, lamentablemente, no tengo cifras
de mi propio país. Esto ocurre, porque sufren enormemente por el rechazo y
discriminación del que son objeto. Además, porque es muy triste vivir de una
forma que no es congruente con el sentir interno, en algo tan fundamental como
la propia identidad sexual.
No puedo dejar de pensar en todas esas palabras de
juicio, burla, rechazo, condena, abominación ante Dios, de algunas personas; en
contraste, con el inmenso amor de unos padres que ayudan a su hijo a ser feliz.
Padres que contienen su dolor por renunciar al sueño conocido y tradicional
sobre sus hijos, para abrirse a uno nuevo; y que hacen un muro de protección,
desde el cual mandan para el c… a cualquiera (extraños o familiares) que se
atreva a juzgar, criticar o desvalorizar a su hijo/a. Si ahora yo defendiera
una religión, esta sería la del amor y la benevolencia ante todas las formas de
expresión de la conciencia y de la vida.
Excelente Profesional la Dra Tibaire
ResponderEliminarGuao increíble explicación y muy sabias palabras. El amor universal carece de sexo y es incondicional
ResponderEliminar