Renuncia al Club de los Maestros Ascendidos
Creo que pospondré mi aplicación
para el club de los maestros ascendidos por ahora. Revisaba hoy mi facebook,
lleno de hermosos mensajes, palabras sabias que comparten mis amigos y videos
preciosos que disfruto mucho, pero por un momento me sentí limitada para
expresarme con temas que no estuvieran en el mismo tono y me pregunté si algunos
de mis amigos se sentirían también intimidados para expresar sus sentimientos o
los temas que los angustian. Surge en mí una preocupación y se trata de no
entrar en una danza de negación de los aspectos humanos por nuestro deseo de
alcanzar un estado de despertar espiritual. A veces siento que en este proceso
de regreso a la conciencia de quienes somos en verdad, eso que llaman
“iluminación”, nos vemos atrapados en una especie de juego de siempre estar
bien, felices, positivos, llenos de energía, exitosos y hablando con una
especie de desapego de los pequeños dramas humanos que pueblan nuestro mundo
interno. Puedo verlo cuando comentamos una película o situación personal y
alguien nos dice con ligero aire de crítica que ya no podemos opinar y sentirlo
de tal o cual manera si estamos en un camino de maestría; sucede cuando hablamos
de nuestros pequeños temores o nos permitimos sentir rabia por una injusticia,
cuando no expresamos una absoluta libertad o no manifestamos una continua y
beatífica sonrisa.
Realmente yo no estoy preparada
para quedarme hablando sólo de perfección y estar “mas allá del bien y del mal”
como diría Nietzsche, simplemente porque aprender a amarse implica aceptar
también los aspectos heridos, temerosos o frágiles y porque la negación de la
tristeza es lo que en Psicología se llamaría un mecanismo de defensa maníaco.
Quiero sentirme en la libertad de ser yo misma y que el que esté a mi lado se
sienta igual de cómodo expresando tanto sus aspectos brillantes o los oscuros.
Quiero poder ver una profunda película sobre desarrollo personal o una ligera comedia
cotidiana sólo por diversión. Quiero opinar desde mi aspecto mas elevado que
comprende el juego de la vida o desde mi humano rabioso que quisiera ponerle
una bonmba en el trasero a los corruptos que destruyeron mi país. Quiero
meditar sintiendo la unidad con cada ser que respira y también tomarme unas
copas de vino riendo de chistes absurdos. Quiero poder compartir los pequeños
temores y dramas que aún pueblan nuestra vida con el mismo respeto con el que
tocamos temas filosóficos. Definitivamente voy a guardar en el bolsillo mi
aplicación a ese club de seres ascendidos si no puedo mostrar mis lágrimas con
la misma elegancia que muestro mi sonrisa; para así poder escuchar y abrazar a
aquel que muestra también su humana fragilidad. Creo que es allí donde radica
la verdadera sabiduría y fortaleza, en poder percibir, honrar y contener
nuestras emociones en todo su maravilloso espectro; sin olvidar nunca que
nuestra divinidad está también allí, eternamente presente, en su paciente silencio
que nos habla del Amor.
Tibaire González
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