Te atreverías a escribirte un poema?
Yo he escrito muchas veces para los seres
que amo, sobre las experiencias vividas, sobre mis amaneceres y mis tormentas,
al amante y al desamor; pero nunca un canto a quien soy… Y ¿me pregunto por
qué?
Decir: “He aprendido a amarme” es casi un
reto a todos los cielos y demonios imaginados, una invitación que convoca a
todos nuestros aspectos heridos para desafiarnos a demostrar, como en un torneo
medieval, nuestro valor para integrarlos y el amor a nosotros mismos que podría
contenerlos.
Algunos dicen: “He aprendido a amarme”,
pero solo significa que han construido un tibio bunker de seguridad para evitar
ser heridos, sin arriesgarse a vivir plenamente o a permitirse la verdadera
experiencia del amor. Otros se repiten esa frase, pero aún se permiten orillas que
no honran su naturaleza de oceánicas profundidades.
Hemos aprendido a poner el amor afuera, hemos
aprendido a ser humildes y descalificar nuestros dones naturales o nuestro
antiguo viaje… hemos creído que no somos los verdaderos héroes de esta magnífica
aventura humana.
Hoy, porque quiero, elijo y puedo… le
canto a mi capacidad de arriesgarme una y otra vez dentro de mis propios
abismos y estrellas. Hoy mando al demonio cada ilusión que evita que me
encuentre con mi propia divinidad. Hoy abrazo cada pequeño espacio de mi humano
y de mi grandiosa capacidad de amar… para reconocer a la atrevida navegante,
que sigue arriesgando sin temor su alma ávida de sentir la Vida. Hoy me canto a
mi misma en mi valor para sumergirme dentro de mí en cualquier Universo que
elija explorar.
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