Sobre el Miedo
Hemos escuchado o leído que los obstáculos, limitaciones y problemas
pueden convertirse en una gran fuente de aprendizaje o una forma de desarrollar
fortalezas para superarnos ante la adversidad; sin embargo, usualmente tendemos
a imaginar que los obstáculos son
fuerzas externas que vencer. Puede haber sido una condición física, una
enfermedad, la raza, el sexo, una situación económica, una familia disfuncional,
una relación de pareja insatisfactoria, o cualquier otra experiencia vivida que
se interpone en nuestro camino para alcanzar un sueño o nuestra autorealización.
Rara vez nos detenemos a pensar que ese obstáculo realmente no está
afuera, sino dentro de nosotros, agazapado en nuestra mente que nos susurra,
con aparente lógica y basado en un ancestralmente útil programa de
supervivencia, lo que debemos temer llenándonos de dudas hasta a veces
paralizarnos. Todos conocemos el miedo, ha sido necesario para nuestra
supervivencia y aunque podemos reconocerlo, a veces se disfraza sutilmente
coartando nuestra vida para simplemente sobrevivir.
Puede ser el miedo a mostrarnos como realmente somos por temor a ser
rechazados o juzgados y nos ocultamos negándonos una vida genuina. A veces es
el miedo a amar debido a una relación pasada en la que sufrimos, por lo que evitamos
comprometernos en una nueva relación, pensando que perderemos la paz y libertad
conquistada. También está el miedo a la carencia y tratamos de controlar el
futuro acumulando angustiosamente, sin disfrutar el presente. Nuestros temores
pueden asumir muchas formas: miedo a la enfermedad, la muerte, la invalidez, la
libertad, las relaciones interpersonales, el desamor…
¿Qué podemos hacer con el miedo?
No podemos blindarnos contra el sufrimiento del cual pretende
protegernos el miedo tratando de controlar el futuro o a los otros… y evitando
la vida con su constante transformación. No podemos usar al pasado para
justificar el miedo presente. La forma
de lidiar con el miedo es primero reconocerlo, nombrarlo y saber que es mío.
Soy absolutamente responsable de hacerme cargo de mis temores. Puedo revisar su
origen, comprenderlo, pero para luego soltar sus posibles causas pasadas y
hacerme cargo de mis elecciones presentes. Podrías atribuir tu miedo a entrar
en una relación al hecho de haber estado en una relación pasada tóxica y
asfixiante, pero ¿cuál es tu elección presente? Atraparte en una soledad segura
o confiar en tu capacidad para estar en una relación diferente, amorosa y sana,
además de confiar en tu capacidad para elegir salirte de una relación si te das
cuenta de que no lo es. Lo que no puedes hacer es controlar al otro para que
tranquilice tus temores por tu pasado. El miedo puede ser el “obstáculo” que te
fortalece al superarlo, pero sólo cuando te permites reconocerlo con curiosidad
y te haces responsable de lidiar con este, de una forma amorosa contigo mismo
para permitirte salir del espacio seguro en el que este te limita, evitando que
te hagas cargo de tus sueños o metas.
Para lidiar con el miedo lo reconozco, me hago dueño y responsable de
este, no lo justifico, no me convierto en una víctima que usa su miedo para
manipular. Asumo plenamente que sólo yo puedo metabolizarlo, integrarlo… y
soltarlo para hacerme cargo de nuevas elecciones de vida. Si elijo la vida y el
amor… respiro mi miedo, sonrío con un guiño y extiendo mis brazos para lanzarme
al vacío de cada nueva experiencia, confiando simplemente en el que Soy.
Tibaire Cristina González
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