El Gran Amor
Siempre agradezco los comentarios sobre un artículo
porque me permiten percibir matices y perspectivas que no había tomado en
cuenta. Hace poco compartí un recuerdo sobre Un Gran Amor de mi
pasado que había terminado porque mi sentimiento se apagó. Era una reflexión
sobre la importancia de asumir responsablemente lo que uno siente, sin
necesidad de encontrar enrevesadas razones para justificar nuestra partida y
espantar el dolor interior al causar tristeza al otro. Aunque dentro del texto hacía
referencia al hecho de haber conocido soledades
abismales y amores multicolores, una persona tuvo la amabilidad de hacer un
comentario que despertó mi curiosidad: Me decía, “que le parecía muy triste que
hablara del amor como algo pasado y que al parecer se vivía sólo en tiempos
juveniles”. Revisé concienzudamente lo escrito para ver dónde transmitía esa
sensación, que para mí nada tenía que ver con compartir una vivencia de
separación y despedida. Pienso, que posiblemente el misterio radicaba
precisamente en la frase Un gran amor.
Mi madre, que es una mujer práctica y muy sabia no
entendía por qué tanta preocupación con el primer amor, me decía: "El
último es el que importa, porque es el amor que se quedó en tu vida". Creo
que tal vez asociamos inconscientemente Gran
Amor con una vivencia singular, mágica e irrepetible. Tiene casi un
ingrediente de predestinación y de fantasías sobre almas gemelas; que se filtra en la letra de tantas canciones,
en las cuales se hace referencia a ese alguien especial que esperamos o
esperaba por nosotros y, con quien viviríamos ese amor maravilloso, inolvidable
e invulnerable al tiempo. Yo no creo que
tengamos un único amor en la vida y menos que se restrinja a la juventud.
Admiro a esas parejas que han construido y disfrutado de una relación hermosa y
nutritiva a lo largo del tiempo; pero, también admiro a quienes han tenido la
honestidad y el valor de desligarse de una relación no satisfactoria para
seguir otro camino. A veces, ha sido porque la vivencia se agotó y el amor se
ausentó, otras porque no era una relación sana. Ciertamente, no creo que se
puede juzgar el valor de una experiencia vivida por su duración, sino por el
crecimiento que nos aporta.
Realmente, no sé si existe tal cosa como almas
gemelas, pero sí sé con certeza que cada nuevo amor tiene el potencial de ser
más profundo, intenso, apasionado y sabio. A lo largo de nuestra vida vamos
creciendo, evolucionando, aprendiendo sobre el arte de vivir y de amar.
Idealmente al estar atentos a nuestro desarrollo personal aprendemos a integrar
diversos aspectos inconscientes de nosotros mismos: aprendemos a amarnos,
ganamos en seguridad personal y hasta en el manejo de nuestra sensualidad… pues
es comprensible que se tendrá mucho que compartir
y con más sabiduría en una nueva experiencia de pareja.
Definitivamente, no creo que sea útil quedarse atrapado
en lo que se vivió o no se vivió en el pasado y menos en lamentos por un amor
no correspondido. Como aprendí de mi madre, prefiero pensar que el amor más
importante y que demanda mi atención es el que ahora está… o el que podría
llegar de último, porque ese sería entonces mi presente.
Tibaire Cristina G. L.
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