El Dios que Yo Soy... El Dios Que Tu Eres
Detenida en un tiempo blanco, inmóvil, expectante, sin pensamientos, sin proyectos... Como
lejano pájaro carpintero escucho mi mente martillar insistente
con sus viejos códigos y deberías: fijar objetivos,
hacer algún movimiento, "Cada dólar cuenta", trabajar, estudiar, escribir, conquistar
algo... Pero, paso horas silentes frente al lago o viendo una serie de TV sobre
personas normales haciendo su vida en lugares salvajes y remotos cerca del círculo Ártico.
Fascinada por vidas sencillas en climas extremos, que giran en torno a la
sensualidad de vivir en la naturaleza; mi mente se distancia de tantos
conflictos y necesidades imaginarias.
Me siento en el borde, expectante de un cambio inminente,
silente, invisible, intangible, que parece abrirse paso a través de mis átomos
vibrantes. Te siento soplar como brisa gentil, colándote entre mis células en
esta nada, en esta aparente inactividad. El Dios que Eres... El Dios que Soy;
me impregna suave, amoroso, indefinible, como marea amaneciendo en ondas de
luz, aún a través de mis
dudas y tristezas.
Casi me quiebro y abandono esta tierra al maginar que el
amor no es posible, que esta tierra ya no lo sostiene y que mi sensibilidad no
lo podría tolerar. Ves mis sombras, mis sueños, mis tristezas, mis dudas... Y aun así me reaseguras tu amor. Quisiera derribar cada muralla de
mi mente para que despertaras cada átomo de
mi existencia. Dios que eres en mi... ¿Qué límite
derrito para dejarte entrar? ¿Para
sentirte, para que seas en mí y yo en
ti?
Me permito tu caricia, tu inspiración dentro de mi universo palpitante, expectante, inmóvil porque ya no hay nada que hacer. Solo espero, permito y
te invito con cada respiración Alma
de mi Alma. Te invito luz infinita, amor inconmensurable, puro e incondicional.
Soy puente infinito anclando la luz y el amor. Eterna, inmutable en mis
cambios, arena de luz y mar de vida, creando nuevos universos.
Soy luz encarnada, soy ángel con piel, yo respiro y anclo el amor en esta tierra
porque sé que somos uno El Dios que Tu Eres... y El Dios que
Yo Soy. Te hago el amor con mi luz que se abre, anido el amor con la potencia
del Ser encarnado eligiendo la vida y siendo el Dios que yo Soy… sintiendo el Dios que Tú eres.
Nada... respiro, siento, hago silencio; mientras imagino
jardines por cultivar, amor de mujer por dar y disfrutar la vida sencilla de
hogar, con cada sentido percibiendo la vida. Tu mirada en mi mirada, tu
respiración en mi aliento, Dioses sintiendo la vida aquí... Un rato más.
Tibaire Cristina Gonzalez
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