"Tú lo creaste"

Debido a películas como “El Secreto” con su planteamiento de la Ley de la Atracción o a los aportes de disciplinas médicas que exploran la conexión mente cuerpo, cada vez es más frecuente escuchar que alguien lanza esa frase lapidaria de “Tú lo creaste”. No se trata de que sea o no cierto que somos los creadores de nuestra realidad, sino del tono crítico o acusatorio de esa frase, que se descarga con ligereza sobre alguien que tal vez está pasando por una situación difícil.

Piensa en alguien que esté afrontando un diagnóstico de Cáncer, o tal vez alguien que ve su empresa súbitamente en quiebra, o que ha perdido un hijo en un accidente. Imaginas cómo se sentiría en una situación así y, que además le digan además “Tú creaste esa experiencia, tú la atrajiste”. Sí, es absolutamente cierto que somos creadores, el problema es que no somos conscientes del nivel desde el cual estamos creando.

Usualmente queremos conscientemente construir cierto tipo de experiencias satisfactorias, pero a veces nuestra parte inconsciente o aspectos espirituales propios en otros niveles, generan una experiencia de vida que no quisiéramos “sufrir”. Puede que estemos creando inconscientemente relaciones que son meras repeticiones de nuestras vivencias infantiles, o tal vez, sí existen convenios con otras almas para experimentar juntas ciertas situaciones. Si crees en el karma, tal vez te estés dando una vida de castigo por algo que crees hiciste mal en otra vida; o quizá aún crees estar atrapado en alguna genealogía de almas con algún sufrimiento particular. Tal vez alguien quería vivir, pero la muerte le sorprendió y de un salto despertó en el otro lado, sin habérselo planteado conscientemente como una elección. No lo sé, y no importa realmente, si lo  planteo en una forma crítica no  aporta nada; se siente simplemente como  una falta de respeto y de tacto,  hacia quien sufre una experiencia dolorosa. Podrían responderle ácidamente “Sí, Yo me creé esta experiencia, pero ¿por qué tú no te has creado el Ferrari o la relación que anhelas?”. Desde esa perspectiva no funciona bien y fundamentalmente no es amoroso, ni honra al otro.

Prefiero la actitud de curiosidad trascendente hacia mí misma, con cada experiencia que Yo, no sé desde qué nivel de creación: consciente, inconsciente, trascendente; o tal vez desde mis tripas cavernícolas, me estoy permitiendo explorar. Estoy ante un potencial entre los muchos que pude haber elegido o atraído, que se devela ante mí con toda su carga de posibilidades por explorar de la vida en esta dimensión. Posiblemente, creamos relaciones de desamor para aprender el amor con nosotros mismos, creamos experiencias de casi muerte para soltar el miedo a la vida; tal vez me permito crear la quiebra de una gran empresa para aprender humildad o liberarme… el detalle importante está en ser respetuosos con la experiencia, propia o ajena, y elegantes en la forma como nos invitamos a revisar, de qué se trata ese nuevo guión que aparece en nuestra pantalla de vida. Es lo que llamo cortesía espiritual.

¡Claro que somos creadores! pero estamos en el proceso de adquirir maestría con nuestras varitas mágicas y, más importante aún, no se trata de crear cosas grandiosas, sino de aprender de nosotros mismos, mientras desplegamos este maravilloso juego humano.

Tibaire González López