Separación y Cambios
Vivimos y evitamos pensar en la muerte, aunque es
inevitable. Amamos y evitamos pensar en la posibilidad de la separación, aunque
también está implícita en el amor. Nos separamos porque muere el amor, porque
etapas de vida se terminan, porque los hijos se marchan para seguir sus propios
caminos, porque nos jubilamos, porque emigramos y porque morimos en diferentes
momentos. Cualquiera sea la forma de separación, debemos prepararnos porque la
naturaleza de la vida es el constante cambio.
¿Cómo
hacerlo? Si comprendemos la vida como una maravillosa película multidimensional
que se despliega en constante ofrecimiento de nuevas vivencias, no puedes
pretender congelar las imágenes con un imaginario control. Éso sería como querer aferrarse a la imagen
de cuando los padres eran jóvenes y nos cuidaban de todo, congelar la imagen de
los hijos pequeños o devolver la película una y otra vez a algún momento cuando
nos sentimos amados por una pareja. La película de la vida nos invita a
disfrutar de cada nuevo capítulo con plena presencia, sin aferrarnos al pasado
o intentar controlar el futuro.
¿Y si en
este momento estoy afrontando una separación? Es como estar en el mar, ves de
frente la ola de tristeza que se acerca y simplemente te sumerges profundamente
en ella. La emoción avasalladora siempre pasa al igual que la ola. La tristeza
del duelo te golpea en oleadas, pero luego la rutina de la vida lo va
suavizando y se va diluyendo en la vida que continúa. En esos momentos sólo respira
consciente de ti mismo, abrazándote en tu tristeza, pues ésta forma parte de la
experiencia humana; sabiendo con seguridad que pasará. No se evita, no se huye
y, sobre todo, no tratas de forzar que un amor o una etapa permanezca detenido
cuando ya es su momento de seguir. No es amoroso tratar de retener a alguien sólo
para evitar tu tristeza al igual que no lo sería que alguien te retuviera para
evitar la suya. Por éso es tan importante que cada ser cultive su propia vida.
Tu razón de vivir no puede estar apoyada sobre la presencia de otra persona.
Amamos, compartimos vivencias, pero en algún momento los caminos pueden
separarse. Cultivar tu vida es ocuparte de tus sueños, de tus proyectos, de tu
desarrollo personal, de crear vínculos sólidos y amorosos con otras personas; y sobre todo dedicar tiempo para sentir tu
propia presencia llenando tu vida. Acepta el presente eternamente cambiante,
con apasionada curiosidad por cada nueva vivencia que te ofrece, llena de
nuevos potenciales para disfrutar de conocerte a ti mismo.
Tibaire González
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