¿Tienes sexo o haces el amor?
Diferenciamos
usualmente tener sexo de “Hacer el Amor” asumiendo que en esta última se trata
de sexo con una persona con la que se tiene una relación amorosa estable.
Quisiera revisar desde otra perspectiva esa diferenciación. Anteriormente era
lugar común escuchar a mujeres decir que “no había hombres”, que quisieran
además de buscar sexo tener una relación de compromiso. Sin embargo, cada vez
es mas frecuente la queja de caballeros que dicen que “no hay mujeres”,
refiriéndose a que les resulta fácil encontrar damas interesadas en el sexo,
pero no en establecer relaciones mas profundas; y en quienes además la actitud
ante el mismo es exigente, como aguerridas amazonas dispuestas a cortarle la
cabeza al hombre que no tenga un desempeño satisfactorio. Es interesante ver
como la mujer ha pasado de un papel pasivo y sumiso, donde lo importante era la
satisfacción del hombre y era de mal gusto o impensable que ella demandara
atención a sus deseos. La mujer siempre ha intuido lo delicado de solicitar mas
caricias, besos o variaciones, ya que podría ser considerado como una crítica a
la habilidad sexual de su pareja o la sentaba en el banquillo de los acusados
por posible infidelidad. Actualmente la comunicación en el sexo es mas abierta
y las mujeres se sienten en mayor libertad de expresar sus necesidades, lo que
es maravilloso. Sin embargo, pasar de una comunicación sensible, respetuosa y
elegante entre compañeros de cama, a una actitud que yo veo como de cocodrilos
retozando en la cama a mordisco limpio, hay una notable diferencia.
Tal
vez no sea necesaria una relación amorosa, estable y comprometida con quien se
tiene sexo para hablar de “Hacer el Amor”. El sexo se ha cargado de ansiedad al
asumir que existe un competido mercado de “cuerpos ardientes”, por lo que se
tiene que hacer un despliegue o show del desempeño sexual, que los aleja de la
espontaneidad y del genuino sentir de la persona. Es como el desenfreno por
construir cuerpos perfectos con cirugías, dietas psicóticas y alienación ante
las modas. Pareciera que pocos están cómodos con su cuerpo o conectados con su
sentir. Pienso que aún en una relación sexual casual se debe honrar el encuentro con la intimidad
del otro ser con quien exploramos la sexualidad, así sea sólo por una noche.
Cuando hablo de honrar, me refiero a estar realmente presente en mí mismo y no montado
en la silla del crítico de cine porno, evaluando el guión, desempeño,
vestuarios, formas del cuerpo, qué tan bueno o ardiente me juzgan o yo juzgo.
Honrar el encuentro es la genuina curiosidad por mí y lo que estoy explorando o
sintiendo en ese momento. Es también la curiosidad empática por la otra persona
y su experiencia, mas allá del sexo. Honrar es la espontaneidad relajada,
juguetona y respetuosa en el trato. Cuando honro, estoy en presente sin agenda
de beneficios potenciales, sólo estoy compartiendo de mí misma/o con otro ser,
sin tonterías de ser usado o usar al otro. Sin otra expectativa mas allá del
gozo que compartimos mutuamente y del autoconocimiento que podemos brindarnos
con ese instante y con lo que este representa dentro del panorama general de
nuestra vida. Si logramos reunir esos ingredientes de honrar el momento que
compartimos, estaremos siendo amorosos con nosotros mismos y con el otro. En
lugar del sexo del show de cocodrilos, estaremos practicando el arte de “Hacer
el Amor”, aunque sólo dure una noche.
Tibaire C. González L.
Es mejor dejarse llevar, ser espontáneo y divertido, dejar a un lado los miedos, prejuicios y vergüenzas.. Disfrutar sin criticar...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo!