¿Qué puedo hacer con la inseguridad en mi relación de pareja?
Semanalmente participo
en un programa radial y no importa cual sea el tema de pareja que proponga, las preguntas nos
devuelven una y otra vez al asunto de la desconfianza, los celos y la
infidelidad. ¿Por qué ese drama cobra tanta fuerza y parece atarnos en una
espiral de angustia y discusiones? Hemos comentado en anteriores artículos que
puede ser normal sentir celos, sentir miedo de perder el amor de la pareja;
pero lo que no es “normal” ni sano es caer en repetitivas discusiones por una “presunta”
o futura falta de lealtad de la pareja. Los celos son una expresión de
inseguridad y una falta de respeto hacia la pareja, que maltratan la relación y
la cargan de malestar. Puedo discutir, analizar, superar o tomar decisiones
ante un HECHO de infidelidad, pero no puedo hacer un juicio imaginario sobre
algo que tal vez podría suceder. Sentir inseguridad no me otorga ningún derecho
para interrogar, agredir verbalmente o intentar controlar posesivamente a otro
adulto. Si mis reclamos surgen de mi duda e inseguridad, ¿qué palabras del otro
podrían aplacarla, cuando precisamente se trata de que no confío? Es cierto que
podría estar ocurriendo el hecho de la infidelidad, las estadísticas sobre
infidelidad tanto en hombres como mujeres a lo largo de la vida está cerca del
60%, pero… CELO NO PROTEGE DE CACHO. La fidelidad tiene determinantes
biológicos, sociales y psicológicos, pero sobre todo es una elección personal.
La verdad es que la persona que tiende a ser infiel (y eso lo sabemos por su
historia de vida), usualmente seguirá siendo infiel. Sólo puedo evaluar la
situación particular de mi relación de pareja y ELEGIR mi propio camino: ¿Lo
comprendo y perdono? ¿Fue un “enredo” que se le fue de la mano a alguno de los
dos? ¿Hubo aspectos descuidados en la
relación? ¿Es una conducta persistente? ¿No acepto ninguna deslealtad?
Puedo invitar al otro a funcionar de una
manera que ambos estemos satisfechos, puedo quedarme preso en un melodrama o
puedo terminar una relación insatisfactoria. Lo que es poco práctico es
pretender esculpir a otra persona para obligarla a adaptarse a mis demandas,
por mas lógicas que nos parezcan nuestras razones. Se trata de adultos
eligiendo sus propios pasos y compartir un camino en pareja.
Ahora el problema sería
¿qué hacer con la propia inseguridad? La premisa fundamental es que yo soy
responsable de mi mismo. No puedo calmar la inseguridad del otro, ni pretender
que calmen la mía. Ese es un monstruo comemelodrama PERSONAL. Un adulto es
responsable de la adecuada expresión de sus emociones. Puedo sentir y nombrar
toda emoción humana, pero eso no me da el derecho a lanzarlo sobre otro para
que me lo procese. Puedo sentir ira, pero es mi responsabilidad contenerla y
manejarla; igual sucede con los celos. La inseguridad nace de la falta de
amor hacia uno mismo. Cuando me amo me hago cargo de conocerme, de saber
quien soy y qué deseo experimentar en mi vida. Cuando aprendo a amarme me
responsabilizo de mi felicidad; es decir no asumo que esta depende de otro ser
humano. Cuando me amo tengo una plenitud expansiva que comparto con mi pareja.
Puedo amar con muchísima mas pasión, sabiduría y serenidad a otro solo cuando
he trabajado en reconectar conmigo mismo, con mi propia intimidad y plenitud.
Si yo estoy presente en mi vida, el otro puede estar o dejar de estar… y me
salgo del juego de la angustia y la inseguridad. Sé con certeza que si
ocurriera una ruptura viviría un duelo, un “guayabo” bien llevado y podría
honrar lo compartido. Sé que a algunas personas les asusta salirse del
melodrama tipo montaña rusa con el que la inseguridad adereza a algunas
relaciones. La verdad es que al manejar ese ingrediente de una manera sana; una
discreta inseguridad serviría para estar atento y cuidar el tono (afectivo,
sensual, de comunicación y satisfacción) de mi relación, en lugar de
maltratarla con angustia, ofensa, control y reclamo.
Dra. Tibaire Gonzàlez
Muy buen artículo, me ayudo lo que dices!
ResponderEliminar