¿Estàs cultivando la sensualidad de tu relaciòn?

Muchas parejas a pesar de haber iniciado su relación enamoradas y llenas de pasión pueden experimentar con el paso del tiempo un silencioso apagamiento de su  intimidad. Llegamos a creer que eso es lo normal, que el tiempo carcome la pasión para dejarnos en el mejor de los casos un tibio compartir bajo el mismo techo. Muchas razones podrían justificar el seguir juntos sin el amor sensual: presiones sociales o religiosas, la comodidad económica o emocional, el miedo a la soledad, los hijos o la falta de amor por uno mismo. Algunas personas pierden el deseo hacia la pareja porque esta ha descuido en exceso su atractivo físico, o tal vez porque constitucionalmente su deseo sexual es bajo. En otros casos puede estar presente otra orientación sexual, la cual es negada consciente o inconscientemente. A veces encontramos hombres en quienes la corriente de amor, ternura y valoración hacia su pareja excluye la corriente sexual, como si fuera un deseo  agresivo, incestuoso o incompatible con el amor hacia la esposa. Imposible abarcar en un par de párrafos todas las causas por las que la insatisfacción se instala en una pareja. La sexualidad es como la punta de un iceberg de la relación de pareja, donde lo que se expresa como el deseo, la frecuencia y la satisfacción general con la relación sexual, oculta un mundo sumergido de relación con uno mismo y con el otro.

Muchas parejas terminan convirtiéndose en una especie de unidades administrativas y parentales. Esta no es una condición anormal o patológica si ambos miembros de la pareja están satisfechos con el acuerdo tácito o explícito de obviar la sexualidad en su relación. Se puede mantener un ambiente de mutuo apoyo, de confianza y compartir amistoso, una sociedad económica y/o parental de la que se vaya ausentando el sexo. El problema se presenta cuando alguno de los miembros se encuentra insatisfecho con el apagamiento de la sensualidad y comienzan los reclamos y demandas para despertar ese aspecto. Se puede ver afectada la autoestima al no sentirse objeto de deseo y pueden pasar años negándose a exponer lo evidente con: exceso de actividades, falta de coincidencia con el horario de la pareja, cansancio, sueño o vagos “no sé que me pasa”, para mantenerse en un espacio de confort, sin atreverse a asumir el problema. Escucho frecuentemente minimizar el problema con expresiones como “el sexo no es tan importante, hay otras cosas…”. ¡Claro que es importante! Si no está presente ese aspecto dejamos de ser una pareja sensual para ser “panas” bajo un mismo techo, una unidad parental o administrativa sin pasión. Luego de años de frialdad, si alguno se entera de que el otro, desea terminar la relación, vive el sexo fuera o se ha enamorado, empiezan los melodramas. La pregunta que debemos hacernos es por qué me atrapo a mí mismo en esa experiencia… lo que nos devuelve al primer párrafo, para preguntarnos sin miedo cómo está nuestra relación y qué deseamos hacer: ¿revitalizarla?, ¿sincerarla?, ¿separarnos? ¿buscar ayuda profesional?

Ahora, ¿cómo cultivar la sensualidad de mi relación?

Lo primero es no confiar el mantenimiento de la pasión sólo al sentimiento amoroso, la sensualidad como todo arte requiere también estudio, dedicación y disciplina. No es cierto que la rutina carcoma la pasión, hay rutinas sanas que forman parte de un estilo de vivir y que crean el ambiente donde puede desarrollarse el amor. Nuestra rutina de pareja debe incluir cuidar la comunicación efectiva, el tiempo para compartir a solas sin amigos, hijos o familiares, momentos diarios para escucharnos y atendernos, los detalles amorosos, las sonrisas, caricias, el lenguaje con cortesía, el halago y agradecimiento por las atenciones cotidianas. Cuidar el tiempo incluye dejar espacio para el descanso y la recreación, de lo contrario no habrá energía para la sensualidad. También es importante cuidar la estética, no se trata del desenfreno inducido por los medios de cultivar un cuerpo según cánones inalcanzables de alfombra roja, sino un peso saludable y arreglo adecuado para complacer a la pareja, pero mas importante aùn para practicar el autoamor. El sexo requiere también comunicación, un lenguaje particular de palabras y gestos, lleno de confianza, espontaneidad, delicadeza y respeto para expresar deseos, fantasías y necesidades. El arte del sexo se descubre en la medida que están todos los ingredientes mencionados, enmarcados dentro de un deseo mayor de autoconocimiento y de descubrimiento del otro con quien elegimos compartir el camino.
Dra. Tibaire Gonzàlez



 

 

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