Los tonos del amor
Hace
poco comencé a estudiar guitarra y un nerd estudiando música es algo digno de
ver. Mi paciente profesor insistía mil veces en que sintiera los tonos, los
tiempos, la entrada y otras cosas mas esotéricas, mientras se me cruzaban los
ojos en bizca incomprensión de principiante. La relación de pareja son dos
improvisando música y por supuesto, lo que resulte puede ser una hermosa
melodía o un discordante amasijo de tonos sin ritmo. Si te permites un momento
podrás imaginar como se escucha la música que intentas tocar con tu pareja. ¿En
qué género ubicarías tu relación? ¿Es un bolero o un tango recontra dramático,
de esos que suenan a rasgarse las venas rebotando de la agonía al éxtasis? o ¿es acaso una vieja ranchera en blanco y
negro donde repites inconscientemente guiones vividos en la infancia? No te persigas
con un auto juicio, esos melodramas al menos tienen intensidad.
Muchas
parejas modernas han caído en melodías que suenan tan grises que parecen esos jingles
que te inducen a comprar, consumiendo roles plastificados de rutinas y deberes.
Pareciera un mismo día que se repitiera infinitamente, atrapándote en el
aburrimiento de algo que “necesitas”, como las cosas que las propagandas te
inducen a consumir, pero carentes de pasión y alegría de vivir. A veces son
personas que ante el miedo de ser “heridas” o abandonadas, prefieren darse
poquito, con la fantasía de que si no se entregan apasionadamente a la
experiencia no sufrirán. Así crean relaciones en las que se mezquinan sonrisas,
caricias, pasiones y visiones. Es preferible una orilla tibia que un océano de
riesgos. No se profundiza en el conocimiento de uno mismo ni del otro y las emociones
se aferran a rutinas grises y seguras.
Otras
parejas suenan discordantes porque donde antes hubo un maravillarse y
sorprenderse con las particularidades del otro, ahora entran críticas y
reclamos constantes para que la pareja se ajuste a un programa de lo que
“debería ser”. Se deja de valorar lo que antes me enamoró, para intentar ajustar
a la persona que decimos amar para que entre en un molde chiquito y limitado
que me represente algún antiguo guión familiar. ¿Cuales son esos tonos de la
pareja que se armonizan en una melodía de amor?
La
pareja tiene un “tono sensual” al que debemos prestar atención. Revisemos como está
el mutuo deseo, la frecuencia de nuestra
intimidad y la satisfacción general en el sexo. Si la relación se llena de criticas, reclamos
y discusiones, se inhibe la expresión de la ternura, la confianza y sobre todo
de la sexualidad. No se puede abrir la piel para recibir al otro, si su mirada
es desaprobadora o su verbo ácido. Cuando se ausenta la pasión y el deseo esto no
es mas que la punta del iceberg, de todos los tonos de la pareja que pudieran
estar afectados en lo profundo. Está también el “tono afectivo” que se refiere
al estilo en general con el que expresamos nuestras emociones con gestos
palabra y conducta. Suenas acaso como un rock pesado cargado de intensa
agresividad; o tu voz acaricia, comprende y acerca al amado en una tonada
amorosa?
El
estrés de la vida moderna se roba el tiempo que dedicamos a desarrollar la
música interna, donde nos auto descubrimos y roba el tiempo que compartimos con
la pareja o los hijos. El amor como la música necesita de tiempo para
practicarlo, para desarrollar el oído y que las manos dibujen acordes y ritmos.
Ensayamos el amor con otro y la idea es que esto sea divertido, cargado de genuina
curiosidad por el otro que crece y se expande a nuestro lado. Amor es expandir tu
música interna, además de la maravillosa posibilidad de
compartir el improvisar una partitura compartida, donde cada uno se sienta
libre para expresarse y crear así armonías donde se respete el timbre o la personalidad
de cada instrumento. ¿Cómo se escucharía la música de tu relación?
Dra. Tibaire Gonzàlez
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